lunes, 23 de abril de 2007

Curiosidades de los duendes.

Son traviesos pero no hacen daño y quienes conviven con ellos aseguran que los ven, los escuchan y hasta les sacan fotos con cámaras especiales. Los investigadores de Duendes están seguros de su existencia, pero no pretenden convencer a nadie. Invitan a pensar que existe un mundo que está mas allá de lo que de ve o de puede explicar. Inexplicable: objetos que cambian de lugar, desaparecen y vuelven a ser encontrados; ruiditos de inhallable origen; mascotas absortas, tirando mordiscos al aire. Aquellas personas que estén rodeadas de tales síntomas pueden pedir ayuda a psiquiatras detectives y enviados papales. O, tal vez, simplemente, deben aceptar, con resignación y alegría, que conviven con Duendes. Porque estos pequeños seres existen y no sólo adentro de los cuentos, aseguran Liliana Chelli y Nayra Lee, con chapa de investigadoras del mundo feérico formado por Gnomos, Duendes y hadas, y a quienes no les da nada de vergüenza confesarlo. "De chiquita empecé a verlos, conversaba y jugaba con ellos. Mi mamá pensaba que era un amiguito invisible y me mandó al psicólogo. Pero yo los veía, no era una invención", cuenta Liliana detrás de su escritorio repleto de fotografías e imágenes de Duendes. La oficina parece un pequeño bosque, con estantes cubiertos por plantas y más hombres pequeñitos. Algunos, los visibles, son de barro o arcilla, con barbita y sombreros de colores. Otros, los invisibles, andan dando vueltas por ahí: "¿Escuchas? Están jugando con las semillas del palo de lluvia", dice. Para Nayra, en cambio, las apariciones no son tan nítidas. "Percibo ráfagas que cruzan de un lado al otro, como luces, además de otros indicios como la desaparición de objetos, aparatos que se prenden y apagan, cosas que se caen", afirma a mientras acaricia sus muñequitos- Duendes que modela en barro.

Las dos se conocieron en la búsqueda de explicaciones que no encontraron ni en la parapsicología, ni en las ciencias ocultas, ni en la angelología ni en esoterismos varios. Hasta que Liliana supo de las cámaras kirlian las que pueden retratar en colores el aura de las personas y la energía invisible a los ojos. Con esto y otros aparatos como proyectores de luces infrarrojas para ver de noche, Liliana y Nayra se pusieron a investigar. Pura energía "No queremos convencer a nadie. Es imposible. El aire tampoco se ve, y sin embargo, respiramos", argumenta Liliana, quien con enorme sonrisa y mucha calma se decide a responder la ansiosa pregunta ¿pero qué son?. Según explica, se trata de espíritus de la naturaleza, seres de pura energía que a veces se corporizan y adoptan una imagen para que podamos verlos. Viven en árboles, flores, bajo tierra, en los desvanes de la casa o entre las plantas del jardín y como son ecologistas, lo único que piden es que cuidemos el hábitat y a cambio, protegen a la familia con la que eligen vivir.

La clasificación que cita Liliana Chelli los divide en:
Gnomos: los más viejos y sabios.
Duendes: que conviven con los humanos y hacen travesuras.
Hadas: unas mujercitas que habitan en las flores. Son amigas de los Duendes y siempre van juntos.
Elfos: los masculinos de las hadas, una especie de hombrecitos con alitas.

Liliana y Nayra están lejos de ser las únicas visionarias de gente pequeña. La astrólogo Ley Süllós es otra ferviente defensora de su existencia y a las pruebas se remite: "Justo en este momento estoy con un disgusto... Me falta un reloj que quiero mucho y no me lo robaron porque carece de valor material. Siempre me desaparecen cosas que ellos me esconden y al tiempo las encuentro". A veces, les juegan bromas a sus gatos siameses, pero también se acercan a consolarla. Cuando estuve enferma vi a unas Hadas muy hermosas que bailaban frente a mí vestidas en colores lila recuerda la astróloga. Sin embargo, Lily dice que su misión no es conceder deseos: "Nunca les pido nada porque no se sabe cómo pueden reaccionar". El arquitecto y empresario Jorge Caputo también se rindió a las evidencias. Dueño del cerro San Martín, en Bariloche, les encargó a Liliana y Nayra que investigaran si allí había duendes. Confirmada su presencia ("en las fotos que tomamos se ven claramente", aseguran las especialistas), Caputo proyecta inaugurar a fin de año un parque temático: la Aldea de los Gnomos. Convencidas "El aire tampoco se ve, y sin embargo, respíramos", les dicen Nayra Lee y Liliana Chelli a los incrédulos. Ellas fotografían Duendes con cámaras especiales.

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